viernes, 16 de junio de 2006

Renata Tebaldi. La voz de ángel

En 1946 tuvo la –ya mítica- audición con Arturo Toscanini que le valió la participación en el concierto de reinauguración della Scala. Cantó la Preghiera del Mosè de Rossini y fue la voz solista del Te Deum del Réquiem de Verdi: precisamente en este fragmento, la soprano debía atacar una nota dejada en suspenso por la trompeta y que estaba indicada como “una voce dal cielo”. Durante las pruebas, Renata se encontraba en medio del coro, pero Toscanini no estaba satisfecho. Quiso, entonces, que la soprano se colocara en lo alto: “Quiero que esta voz de ángel ascienda de verdad al cielo”.
Si bien es cierto que la frase de Toscanini no tenía el sentido que se le ha atribuido generalmente, “Voce d´angelo” no podía ser más apropiada para definir a Renata Tebaldi y la acompañó toda su vida. Una voz llena de humanidad, poderosa y con unos colores de una feminidad escultural que sabía exprimir toda la gama de sentimientos del alma: ese juego de piani y forti, la mezza voz, que son sus señas personales, además un material vocal de excepcional belleza.
Fue entonces contratada para dos representaciones de Andrea Chénier en el Lirico de Milán, durante la temporada de verano que se desarrollaba en el Palazzo dello Sport, cantó todavía la parte de Elena del Mefistofele y , la réplica, el personaje de Margherita. En esta temporada también interpretó Elsa en Lohengrin dirigido por Horenstein.
En la temporada 1946/47 se dio a conocer en la Fenice con Otello, siguió la Scala con La Bohème y Los maestros cantores de Nuremberg, desempeñando por primera vez, como titular, un rol protagonista (Eva), debutó, además, en la Arena de Verona con el Faust.
En 1947/48 fue Desdemona en la Ópera de Roma y debutó en el personaje de Violetta de La Traviata en Catania (1947), que también interpretó en el Regio de Parma y en el San Carlo.
Regresó por tercera vez a la Scala en la 1948/49 (Faust, Otello, Andrea Chénier) y en la primavera de 1949 pisó su primer teatro extranjero, el São Carlos de Lisboa, con Don Giovanni (Elvira) y Falstaff.
En la cuarta temporada de la Scala (1949/50) fue la protagonista en Aida.
En 1949 grabó en Ginebra sus primeros discos para Decca: una colección de arias de Verdi, Gounod y Puccini. Fue el comienzo de una colaboración que duraría casi 25 años, hasta el final de su carrera.

En esta época, Renata Tebaldi ya era famosa en Italia y era conocida en todos los grandes teatros. Para ella, como para otros cantantes de la era del micrófono, que fueron protagonistas de las temporadas scaligeras de la inmediata postguerra y de los años cincuenta, una reconstrucción sintética del itinerario artístico debe limitarse a un periodo particular.
En primer lugar, sus participaciones en La Scala, además de las que ya se han citado: Temporada 1950/51: Otello, La Traviata, Falstaff y la Messa da Requiem de Verdi dirigida por V. De Sabata ; 1951/52: Mefistofele, Falstaff y el debut en el personaje de Matilde, en Florencia, del Guglielmo Tell; 1952/53: Tosca, Adriana Leucovreu; 1953/54:La Wally,Otello, Eugenio Oneghin (1954); 1954/55: La Forza del destino; 1957/58: Tosca; 1959/60:Tosca, Andrea Chénier con Giuseppe di Stefano, Mario del Monaco, Franco Corelli y Carlo Bergonzi.

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